jueves, 17 de abril de 2008

Tai Chi

El tai chi es conocido como la gimnasia china por excelencia, sin embargo el Tai Chi es dentro de muchas cosas, un conocimiento que acerca a la persona que lo practica, la posibilidad de ver la virtud de la naturaleza cíclica del universo y aprender a transitar esa senda sin contrapuntos.


Tai Chi significa el movimiento supremo, simbolizado en una rueda conocida como Inn Iang, que representa la ley universal del cambio continuo y de los opuestos complementarios.

La práctica del Tai Chi ofrece muchos beneficios:

o Aumenta la eficiencia de los pulmones y fortalece los músculos que provocan contracción y dilatación de estos órganos. La sangre se hace más rica y limpia, siendo menos trabajosos para el corazón.
o Hace que los vasos sanguíneos sean más flexibles de manera que no tiendan a acumular los depósitos (arterioscleróticos) tan fácilmente.
o Incrementa la cantidad de sangre en el sistema circulatorio, así como la hemoglobina.
o La psiquis humana se fortalece y mejora la coordinación y flexibilidad.
o Ejerce un efecto químico directo sobre las hormonas suprarrenales que tienden a equilibrar su secreción. El entrenamiento diario hace que se eliminen las tensiones del día, de esta forma se duerme mejor durante la noche y aumenta el bienestar emocional.
o Incrementa el torrente circulatorio que va al cerebro y pone a disposición de éste más oxígeno y glucosa; esto trae como consecuencia que el individuo se encuentre más dispuesto y mejor los procesos del pensamiento.

Para aprender Tai Chi, uno aprende un conjunto de movimientos a los que se les llama FORMAS, estas formas separadas en sus movimientos, son técnicas de arte marcial que aplicadas con la suavidad del tai chi se convierten en terapeuticas. Estas FORMAS o grupos de técnicas tienen diversas maneras de desarrollarse logrando así variaciones de un mismo grupo de ejercicios que brindan un conocimiento y una aplicación terapeutica distinta según su ejecución.

Al ser una actividad para la salud, es posible practicarlo a cualquier edad, sobre todo en personas mayores aporta gran movilidad a las articulaciones, el fortalecimiento parejo y sostenido de los músculos, mejor irrigación de sangre al cerebro, mejor circulación de la sangre y la energía en el cuerpo aportando una temperatura mejor y que los órganos trabajen mas adecuadamente.

La practica diligente aporta un estado de dicha a la persona, donde aprendiendo a coordinar el cuerpo y la respiración, se imita a los procesos naturales del universo a través de los ciclos individuales de cada persona, permitiendo aceptar contraposturas mentales y crecer no solo de los conflictos sino también de las acciones positivas. Buscando una armonía que integre en el hombre, los ciclos del cielo y de la tierra.
Mtro. Andrés I. Nieva